vos tenes hambre ¿de qué?
Queremos no solo comida
queremos comida diversión y arte
queremos no solo comida
queremos salir, salir a cualquier parte
Queremos no solo comida
queremos comida diversión bailar
queremos no solo comida
queremos la vida y lo que puede dar
Comida - Titas
Mi viejo fue mozo toda su vida. Unos pocos años atrás, con más de 80 años se iba a trabajar a Bordeu, a los almuerzos o cenas de la Sociedad Rural. Trabajó muchos años en el restaurante del Hotel Italia. Trabajó en La Cibeles. En la Taberna Vasca. Cuando yo era chico pasábamos en familia toda la temporada en Monte Hermoso porque mi viejo trabajaba de mozo en La Alemana. Un verano, en un restaurante en Las Grutas.
Algunas veces me llevó para que le diera una mano y me ganara mis primeros pesos, pero me comía todo. El mozo tiene los más variado platos a su alrededor. Iba a pérdida conmigo mi viejo. Me probaba un chori, con unas papas, y unos ravioles con crema o dulce de leche, lo que hubiese quedado a mano en la cocina del restaurante. Como decía mi abuelo: en el estómago todo se mezcla. Nunca dejó de trabajar de mozo, le gusta, lo disfruta. Mi viejo es mozo, debería haber escrito.
La alimentación ha sido siempre un aspecto crucial para la especie humana. El modo en que obtenemos alimentos de la naturaleza condiciona cómo somos, cómo vivimos y cómo nos relacionamos.
Por supuesto, comer ha sido siempre una condición necesaria para permanecer vivos. Sin embargo, el acto de comer tiene su parte de goce. El mundo de la cocina y el arte de comer bien han ido desarrollando una mirada cultural hacia la alimentación y la gastronomía propia de cada lugar.
La cocina, las costumbres de la mesa y los gustos nos acercan a la visión que tenemos de nosotros mismos y ciertos alimentos constituyen elementos identificatorios de base: el queso en Francia, las pastas en Italia, el asado en Argentina.
Los hombres hacen el fuego, las mujeres la ensalada. Cualquier argentino sabe de qué se está hablando en esa frase. Acá, juntarse a comer un asado es un ritual del que todo el mundo ha participado alguna vez. Como todo ritual, el asado significa muchas cosas.
Asado en Mendiolaza (1), una reversión, reinterpretación, cita, apropiación, etc, del mural La última cena de da Vinci. Juntada a comer de hombres, los trece alrededor de un tablón con caballetes, vestidos con camisetas de fútbol o en cuero, tomando vino en cajita o damajuana, es decir, estereotipos. Cristo y los 12 apóstoles argentos sobre un fondo de llanura pampeana. En el centro la carne, el asado. El campo y la llanura son el escenario donde se desarrolla la fiesta proporcionada por las entradas de la exportación agropecuaria.
1 - Cocinas
Es que no te has dado cuenta
que me muero por comer algo con trigo
El mate, el dulce de leche, las empanadas, el asado de costillas y achuras, entre otros, se han convertido en signos de la argentinidad.
Las empanadas, argentinísimas, las trajeron los colonizadores españoles, que a su vez habían sido introducidas en España por los moros. Su finalidad era triple: conservar por algún tiempo la carne molida con distintas especias en un recipiente cerrado (la masa), resultar aptas para el transporte durante largas distancias y, sobre todo, ser fáciles de consumir en cualquier horario y lugar. Las reinventamos en cada provincia Argentina, por la imaginación de mujeres y hombres que definieron así sabores, texturas, perfumes singulares de la Patria. Las Tucumanas (matambre cortado a cuchillo), las Salteñas (nalga cortada a cuchillo + papa), las Riojanas (cuadril picado), las Santiagueñas (carnaza cortada en tiritas), las de CABA (dentro de un frasco).
La cocina es un soporte de la identidad tanto individual como colectiva. Las comidas del pasado hispano-colonial, como las tortas fritas y los pastelitos de dulce, los platos regionales, como la humita en chala del noroeste o la picana de ñandú patagónico y los argentinísimos tallarines y asados son representaciones simbólicas de la nación y de la identidad nacional. A través de ellas pretendemos reafirmar una historia, una continuidad histórica y una pertenencia común.
¿Se podría pensar la historia de una comunidad, de un puerto, de un país, sin tener en cuenta sus cocinas? ¿Sin poner atención en las personas (sobre todo mujeres) que han preparado, inventado, imaginado, las comidas que día a día hacen que trabajadores y trabajadoras, gerentes, funcionarios políticos, muevan sus cuerpos y sus cabezas, tengan energía y hagan funcionar las cosas?
https://museodelpuerto.wordpress.com/tag/como-se-cocina-un-puerto/
2- Soberanía alimentaria
Desde comienzos del 2021, en vinculación con el Área de Nutrición del Hospital de Ingeniero White, les productores hortícolas de Sauce chico y Colonia La Merced y el INTA, iniciaron un proyecto de distribución de verduras frescas con la intención de ayudar a parar la olla de algunas familias. En ese contexto de emergencia social y sanitaria, la sostenibilidad de la vida se encontraba fuertemente amenazada.
http://museotaller.blogspot.com/2022/12/gestos-de-soberania-alimentaria.html
Advertencia: La comida que llamamos sana; el pepino, el brócoli, la lechuga, el tomate pueden generar grandes trastornos de la conducta. Lo vi en internet acá, desgarrador.
3 - La pulpería
En el edificio frente al Museo Fortín funcionó, a fines del siglo XIX y principios del siglo XX, un comercio de expendio de bebidas y comidas. Las guías comerciales de las primeras décadas del siglo XX señalan que en el lugar se estableció el comercio Italia (propiedad de J. Antonelli), funcionando como almacén, café, bar, billar en sus inicios y, hacia el año 1922, como depósito de vinos. Con posterioridad a la transferencia a H. Lucanera, el negocio continuó como almacén hasta la década de 1970 (Vecchi, Tomassini & Frontini, 2015). Evidencia de ello es el sitio arqueológico llamado Boliche Lucanera, que corresponde al pozo de descarte de basura de dicho local. Allí se hallaron restos de loza, vidrios, cerámicas, metales y huesos de animales, desechos de comida. Los fragmentos de loza son del tipo Whiteware y Pearlware, y presentan diversas decoraciones e inscripciones de marcas. Esto permite identificar el origen europeo de estos enseres (principalmente de Holanda, Francia e Inglaterra). Además se encontraron restos de botellas de distintos tipos, materiales y colores: vasos y copas de grueso vidrio, trozos de piezas de cerámica y fragmentos de loza inglesa, delicadamente decorados en tonos azules y rosados.
Tal vez, de la oscura botella, habrán servido en una pesada copa la ginebra que barrería el frío de la cantora garganta de Gabino Ezeiza, el mulato payador, y por qué no pensar que quizás en ese plato finamente fileteado le sirvieron un refrigerio al poeta Rubén Darío, en un alto en el camino mientras se dirigía a la estancia de su amigo, el médico Cosme Argerich.
4 - A dieta
Un dia te comiste 700 papas fritas
que te reventaron el hígado
y te pasaste toda la noche yendo y viniendo del baño, diciendo:
Nunca nunca más voy a comer papas fritas
Nunca nunca más voy a comer papas fritas
Nunca nunca más voy a comer papas fritas
aprendí la lección
700 papas fritas - La Industria Negra
Ir a comer a lo de mis abuelos siempre era comer hasta reventar. Comé un poquito más, dale, uno más. Chiquito. Es lo último que queda, dale, decía mi abuela y me ponía adelante por tercera vez un plato lleno de comida. Carne no podía faltar en la mesa de mis abuelos. Sin carne no había comida. Ensalada siempre para acompañar con verdura fresca que un par de horas antes había ido a cortar al patio.
En la muestra permanente del Museo de Ciencias, en la sala de la ERA MESOZOICA, tenemos a los dinosaurios, tanto pequeños como gigantes, expuestos en toda su magnitud junto a fósiles y réplicas, acompañados por la vegetación que continúa ganando espacio e importancia.
Los dinosaurios no se comían a los hombres, primero porque no vivieron al mismo tiempo, y segundo porque sus grandes cuerpos estaban adaptados anatómica y fisiológicamente para otro tipo de alimentación, que consistía en hojas o brotes frescos ubicados en las partes altas de los árboles. También consumían frutos, hojas aciculares como las de las coníferas, ginkgos, y vegetación de pradera.
Los estudios científicos han evidenciado que los dinosaurios podían alimentarse de carne, plantas o de ambos, y se han recreado las manera de comer; en el siguiente ejemplo podemos ver, entre una amplia diversidad de especies, cómo se alimentaban los Tiranosaurios Rex. También aún existen algunas especies sobre las cuales se desconoce su dieta, ya que las investigaciones al respecto todavía no han sido concluyentes.
Y si hablamos de dieta, régimen. Dieta del metabolismo acelerado, paleo dieta, dieta keto, ayuno intermitente. Dieta líquida. Dieta TLC. Dieta Dash. Todas las cursé y desaprobé. En esta división que solemos hacer de mente y cuerpo, las dietas o la vida sana son a mi cuerpo lo que las matemáticas a mi mente: nunca me fue bien. Igual sabemos que no van separada,s así que la solución a estos problemas de la aritmética de la vida me obliga a ponerle el cuerpo: para restar kilos debo sumar alimentos naturales, y restar procesados. Sumar actividad física, así multiplicó beneficios, y recordar siempre que no divido cuerpo de mente (Aunque sí de mente de demente).
5 - Watanegui consup Iupipati Iupipati Wuli Wani Wanaga
Mario Chiarastella trabajó en los talleres Noroeste, estuvo hasta 1972, en la sección 80, vagones, como jefe de playa y capataz general.
Al hablar con Mario respondió todo y con mucho entusiasmo sobre su trabajo y el de los talleres, pero lo que él quiso contar, lo que le iluminó los ojos hasta la emoción, fue el modo en que su señora Nélida y él preparaban los caracoles con tuco: iban hasta el parque frente a la Estación Noroeste donde había rúcula (porque eso les daba mejor gustito que a los del patio de casa), y de ahí traían una buena bolsa de caracoles, los ponían en una caja cubierta con una malla metálica, y los purgaban dándoles de comer (a los caracoles) harina de maíz. A los diez días, la señora preparaba un tuco riquísimo, hervía los caracoles en una olla aparte y, cuando estaban cocidos, mezclaban todo y listo, a comerlos.
También preparaba hasta diez damajuanas de aceitunas en salmuera por año, cosechadas de los olivos que plantó frente a su casa.
6 - Mirá que te como hermano
Tu mamá debe ser pastelera
Para hacer bombones como vos
Sos un bombón
Bombón - Rosal
De chico, en casa de los abuelos la merienda era clave. Tazón de chocolatada, pan flauta en rodajas, manteca untada y azúcar que se pegaba en la manteca. Esas rodajas de pan se sopaban en la chocolatada antes de comerlas. La alternativa a la manteca con azúcar podía ser picadillo de carne, que por supuesto se sopaba en la chocolatada. El pan y la chocolatada no podían faltar; el sueño era veranear en algún lugar donde los ríos o arroyos fueran de chocolate.
La clave está en los niños, ellos tienen que aprender a comer mejor. Todos sabemos que los niños aprenden por lo que ven. Y una buena canción para chicos ayuda, porque Hay que comer más fruta. y, en todo caso, compartir recetas de youtubers también puede ayudar.
7 - Recetario
Ma-yo-ne-sa ella me bate como haciendo mayonesa
Todo lo que había tomado se me subió pronto a la cabeza
Ma-yo-ne-sa ella me bate como haciendo mayonesa
No sé ni cómo me llamo ni dónde vivo (ni dónde vivo) ni me interesa
Mayonesa - Chocolate
Para qué tenemos amigos si no es para juntarnos a comer. A mí me gusta la de anfitrión, con el ritual completo de pensar qué cocinar, hacer las compras, preparar con tiempo todo y finalmente esperar a que vengan. He quemado comida, he resecado comida, he dejado comida cruda, todo. La primera vez que hice pasta con salsa blanca fue en el quincho del amigo Ariel. Comimos pasta con engrudo; le ponía leche, se me hacía muy líquido; rápido, más harina, se me hacía mazacote. Más leche... y así hasta que en un momento el clamor de amigos fue: dale negro, comemos así. La receta estaba, con las medidas precisas, pero hay algo más. Siempre. Esto vuelve a llevar a la eterna duda de ¿Por qué falla la pastafrola?
Las recetas se transmiten a lo largo de la historia de los pueblos, de generación en generación, mediante tradición oral, o escritas mediante su recopilación en libros o recetarios. Este conocimiento compilado forma parte importante de la cultura de un grupo humano, su evolución permite conocer los cambios a los que se ve sometida una cultura.
—Lo de las dietas es mundial, Condarco. En Estados Unidos ya casi no quedan tipos como nosotros. En Rusia menos. En Alemania han desaparecido casi dos millones de gordos.
—A mí me habían intervenido el teléfono —dijo el gordo.— Y también creo que me controlaban la balanza.
—El problema nuestro es que no pasamos inadvertidos. No nos podemos confundir entre la gente.
—¿Se enteró de lo de Heredia? —preguntó Bobina.
—Sí —suspiró el gordo.
—Pero peor fue lo de Albarello —agregó Merighi.
—¿Qué pasó? —Se quebró. Lo metieron preso y le ofrecieron someterse a una dieta estricta para rebajar 30 kilos.
—Para llegar al límite de los 80.
—A 75. Ahora son 75
Merighi mostró los cinco dedos bailoteantes de su regordeta mano derecha.
—¿75? —se alarmó el gordo.
—75. Albarello se negó. No quería traicionar. Y el boludo, en protesta, hizo una huelga de hambre. Rebajó 47. Ahora es uno de ellos y me juego los huevos que fue quien denunció a Heredia. Se hizo un silencio abrumador, por un rato. Bobina lo cortó golpeando el marco de la puerta con una palmada.
—Bueno, che... —pareció disculparse, señalando hacia la cocina o, al menos, hacia el sitio de donde provenía el aroma a tuco.
—Llamalo a Torrente que venga —ordenó Merighi. Luego, dándole un envión insólitamente ágil a su sillón giratorio, alcanzó unos papeles de encima de un estante y volvió con ellos hasta detrás del escritorio. Allí comprendió el gordo la razón por la cual Merighi no se ponía nunca de pie. La gordura lo había encajado entre los posabrazos y el respaldo del sillón. Era como una torta que había desbordado su molde al crecer.
—¿Sabés lo de las recetas? —preguntó Merighi, sacudiendo ante sí los papeles.
—Sí. He oído de eso. ¿"Fahrenheit", no?
—Sí. No podemos correr el riesgo de que ellos se apoderen de las recetas. Por otra parte, ya han quemado todos los libros y tratados de cocina.
—Yo los había enterrado en el fondo de casa —suspiró el gordo.— Pero después de lo que le pasó a Spotorno, los saqué de allí y los quemé.
—Por eso, por eso. Pero cada uno de nosotros ha memorizado una receta.
—Acá tengo, en código, cuál receta sabe cada uno. Torrente sabe como 500. Él puede pasarte la que vos quieras memorizar.
—Yo sé una de memoria —se ufanó el gordo.
—¿Cuál?
—"Civet de liebre".
—A la puta —se pasó la lengua por los labios, Merighi.
— Esa no la tenemos.
Seguir leyendo Los últimos Vermicelli - El mundo ha vivido equivocado, Roberto Fontanarrosa
8 - Repanzar los museos
Hoy debiéramos pensar los museos con la panza ¿No me van a decir que pensarlos con la panza no va a ser repensarlos. En algunas culturas ancestrales como la guaraní, los sentimientos se sienten y se piensan en la panza. Las tripas son las que trabajan. El corazón, que siga latiendo nomás, pero que no me piense nada. Ahí se cobijó demasiado el romanticismo y hoy vamos a corrernos de idealismos románticos. Por eso sigamos, intentemos, regresemos, empecemos a pensar un poquito con la panza. ¿Qué nos dice la panza cuando pasamos por la puerta de un museo? Jorge, pasá. Ofelia, metete. Lucía, vení a probar. No sabemos. No sabemos porque la panza se oye poco, y mucho menos se la transcribe o decodifica. Así que, por hoy, hasta aquí podemos llegar. Repanzemos los museos. Ya los hemos repensado, ahora a repanzarlos, que es un buen momento. Y nada de confundir que pensar con la panza es pensar con el ombligo. Todo lo contrario, es pensar con los cordones umbilicales en todo caso, porque nos gusta también hablar de redes.
Valerio Marinetti para el encuentro Repensar los museos, Museo Thyssen Bornemisza, Madrid 2016.
vamos a repanzarlos. aunque un poco sea remar en dulce de leche.
Bueno… Por ahora lo dejamos acá, buen provecho y salud. Te invito a suscribirte —y a visitar los museos de Bahía eligiendo una actividad de esta semana de vacaciones— y a decirle a tus amigos y amigas que se suscriban -y visiten los museos. Y, por supuesto, podemos seguir la conversación por mail o en las redes -y por los museos de Bahía.
Hasta la próxima
Nos vemos por los museos
Christian
La obra Asado en Mendiolaza, de Marcos López, es parte de la colección Sub-realismo criollo, como lo es El sireno del Río de La Plata de la cual una copia fue adquirida en la Bienal Nacional de Arte 2003 del 2 Museos.
Todo sobre el asado - Mariano Cohn, Gastón Duprat
Gastronomía & Co. - Graciela Audero. UNL.
Y algunas referencias más:
El asadito. de Postiglione. 1999. Rosario.
El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante de Peter Greenaway
La Angiosplastía Peter Capusotto y sus videos.
Situaciones típicas en juntadas a comer solo de hombres.
Teresita nos recuerda las tradicionales recetas de las familias patricias de nuestro país.
Comida saludable con una receta de Comida cruda por Caro Pardíaco