Hoy me levanté pensando en todas las cosas que tengo para hacer, todas las que tenemos que hacer con el equipo y todas las que no sabemos que tenemos que hacer, pero ya otros pensaron para nosotros. Mientras me organizo pienso también en esas cosas que hacemos por costumbre y en los rituales. En las actividades que están predefinidas por protocolos y en las actividades metódicas y sistemáticas.
1- Todos los días la misma historia
Me despierto todas las mañanas antes de que suene la alarma. Agarro el teléfono, recorro un poco las redes, las mías y las de los museos. Miro mails. Consulto la agenda del día. Me levanto. Me preparo mate, prendo y enchufo la compu. Tengo la costumbre de desayunar mate solo, no puedo comer nada. Ni una galletita. Antes de salir mando unos primeros guasap, respondo los que me llegaron cuando apagué el teléfono la noche anterior. Recibo: ok, ok, pulgar arriba, sticker, sticker, audios largos, textos. Cierro la compu, la guardo en la mochila.
La llave de Caseros 1555 la tengo en la mochila. Levanto la reja. Pongo la llave en la cerradura, siempre se me traba, (nota mental: hoy tengo que llamar para que la vengan a revisar y arreglar). Abro. Entro. Voy, prendo las luces. Prendo la compu para marcar el ingreso pero me voy a mi escritorio a dejar mi notebook, total la del reloj tarda en arrancar. Vuelvo a la compu a marcar mi ingreso al sistema municipal. Siempre me tira un cartel de que no registró, pero sí lo registró.
2- Blanca y radiante va la novia
Esta semana fui al Museo Histórico. En la sala principal está la muestra “Entre telas”, un recorrido por la indumentaria del siglo XX. Me llama la atención una foto de una pareja de novios. Foto de casamiento y la novia está de negro. Los de la foto son María Muñoz y Antonio Linares. Sí, los abuelos de Jaime.
Es que el vestido de bodas blanco es un invento moderno. Antiguamente se casaban de colores. El color blanco en una novia llega en 1840 de la mano de la reina Victoria. Toda Europa se enteró y todas las mujeres de la alta sociedad empezaron a casarse de blanco. El blanco comienza a ser sinónimo de inocencia, pureza y riqueza y se intensifica en el siglo XX con el desarrollo de la cultura visual con revistas, cine y publicidad. (1)
Pero entonces, ¿las que se casaban de negro es porque veían morir su vida de soltera? No (bueno, puede que algunas sí). En verdad algunas se casaban de negro respetando el luto por el fallecimiento de un familiar cercano, pero también tiene que ver con las diferencias sociales: el vestido de bodas negro podía volver a usarse, separando el vestido en pollera y saquito, por ejemplo. Además, era más barato, las telas negras no costaban tanto como las blancas.
3- Nada
Al mediodía suelo cortar y me voy a nadar. Me cuesta darle continuidad, crear el hábito o la rutina. Preparo la mochila: ojotas están, toalla, malla, gorra y lentes no me pueden faltar. Tengo el shampoo y el jabón para después. Una botella con agua. Manoplas, tabla, pullboy hay en el club y el entrenador dice qué usamos cada día. Entro en el vestuario, me descambio y siempre dudo cómo guardar la ropa en el locker. Antes de entrar en la pileta me ducho y me ato la malla. Nado con la mente en otros lados. ¿Será así para Martiniano Montero allá en Illinios? ¿Cuál será el ritual previo a la competencia de Martiniano? ¿Escuchar una misma canción? Si sube siempre con el mismo pie al partidor ¿es ritual o cábala? ¿Pensaba Susana Coppo en el ritmo de carrera que iba a mantener en los 200 mts libre en las Olimpiadas de Montreal? ¿Hacía ejercicios de relajación centrados en la respiración en los minutos previos a la carrera?
“Para 1988, cuando ya nadaba en serio, habían llegado al sur de Ontario las minúsculas antiparras suecas. Eran unos adminículos oculares de plástico moldeado que encajaban con precisión en la cuenca del ojo, sin necesidad de goma o gomaespuma alrededor de los bordes. En las Olimpíadas de Seúl, en 1988, Janet Evans ganó medallas de oro en los cuatrocientos y ochocientos metros libres y los cuatrocientos metros medley individual con unas verdes. En los encuentros en Ontario, había un entrenador que vendía antiparras suecas al costado de la piscina. Las cobraba doce dólares. Me compré dos, unas rojas y unas marrones; venían desarmadas en bolsitas Ziploc.
Las marrones para entrenar, las rojas para competir. Esas antiparras marcaron un ascenso en mi carrera como nadadora: de lo aceptable a lo bueno. Fue el comienzo de mi lealtad a equipamiento y a los rituales. Esas antiparras son como un saludo masónico. Aun ahora, si veo que alguien las usa, sé que sabe.”(2)
Jugás un partido el finde con amigos, fútbol, básquet, padel. Termina el partido y no se elonga pero sí se toma algo y se charla. No se va nadie enseguida que termina el partido. Suele ser más largo el tiempo compartido post partido que el turno de la cancha. Y, cada tanto, cena en la casa de alguno a la que no falta ninguno. Ya es una costumbre. Un ritual. ¿Me pasas la sal? Dejala en la mesa nomás.
4- ¿Qué comemos?
En la semana ando a las corridas y el finde, el momento para compartir con los amigos. Nos juntamos a comer. ¿Cuántos somos? ¿Qué comemos? Cazuela de mariscos con la receta de Humberto Spósito. “Lo que la receta excluye es algo que para el cocinero era obvio y que, sin embargo, es lo más difícil de saber para la mayoría: dónde conseguir tantos mariscos, cómo limpiarlos, ¡de dónde sacar una olla gigante!, cómo alimentar el fuego que la cocina, con qué herramientas trabajar, cada cuanto revolver los kilos y kilos de preparación, si es necesario contar con ayudantes de cocina y cuáles son sus funciones, etc. Además quedan afuera de la receta otras cuestiones fundamentales: cómo organizar un evento con cazuela gigante, qué música escuchar mientras se come o quién se encarga de limpiar cuando todo termina.”
Si hablamos de dónde y cómo conseguir tantos mariscos Marcelo Bustos nos cuenta: “Arranquemos, si les parece, por el principio: no todos los pesqueros son iguales. Las embarcaciones se distinguen, por ejemplo, de acuerdo a su tamaño y correlativa autonomía para navegar. Las hay costeras, de media altura y de altura, en función de cuán lejos se internan en el océano. Otra clasificación divide a los barcos según el arte de pesca que utilizan. Los hay “cerqueros”, “palangreros”, “poteros”, “tangoneros” o “arrastreros”, dependiendo del equipo y el método que empleen para la captura”.
Y sigue: “De día o de noche, con brisa o con tormenta, la red se levanta y se vuelve a arrojar, puntual, cada cuatro horas. Lo que sigue es una carrera contra reloj. El apretado montón que por un instante levita en el aire salado de cubierta, cae de golpe a los pozos. Allí están para recibirlo Martín, Petaca y Marcelo. Imagínenlos, con el agua a las rodillas y a los manotazos: pescado grande por un lado, chico por el otro, hubssi para filet aparte, y lo que no sirve al agua. Sus delantales de hule se van cubriendo de escamas hasta que, al final, son tres criaturitas plateadas que ríen y se insultan, exhaustas.”
5 - Los pirinchos
Empiezan los días fríos, hay que sacar los gorros, los guantes, la campera, el calzoncillo largo. Bueno, nunca me pongo tanta ropa encima. Un buen pulóver de lana no está mal. Meee acuerdo que en los 90 se usaban las camperas de jean con corderito. Demasiado para mí. Pienso en abrigo y de lana porque un día como hoy, 18 de abril, pero de 1905, se inauguró en General Daniel Cerri el lavadero de lanas Soulas e Hijos. Lavadero y peladero, destinado a recibir todos los cueros lanares de la compañía Sansinena -vecinos en Cerri- para lavarlos y acondicionarlos. ”Llegaban los camiones y los pirinchos los íbamos a descargar y teníamos que subir un burro, que hay escalera, para tirar la lana, ¿viste que la lanera es alta? Ponele que eran 20 escalones.” Le contaba Sergio a Mica en el Museo Fortín Cuatreros. El lavadero Soulas cambió de nombre en 1929 pasándose a llamar Lanera Argentina. Activa hasta 1994, rematada en 2001, desguazada al toque.
6- El más grande del mundo lo tenemos nosotros
De chico, un domingo cada tanto, salía a recorrer la ciudad con mis abuelos en auto, un Citroen 2cv, gris. Íbamos a ver cuánto se extendía la ciudad y mi abuelo siempre decía: “De chico veníamos con los muchachos hasta acá y esto era todo campo. Lo que ha crecido la ciudad”. Días atrás le dije lo mismo a mis hijos yendo al Dow center. No sé si me escucharon. El paseo de los domingos terminaba en alguno de los parques de la ciudad. Mate, buñuelos caseros, pelota y a pasar el rato. Hoy pasa más o menos igual, pero si el paseo nos lleva al Parque de la Ciudad tenemos el plus de que hay un museo y, como ese museo es el de ciencias, entre otras cosas podemos ver un dinosaurio. No, no, vivo no, no están permitidos, además romperían todo. Es la réplica de un Argentinosaurus adulto (3).
Los primeros restos del Argentinosaurus huinculensis, hallados en 1987, empezaron a extraerse en enero de 1989 por una expedición que dirigió el paleontólogo José Bonaparte, del Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia de Buenos Aires. Se encontraron del argentinosaurio: 7 vértebras de la espalda, 1 parte del pubis, 5 vértebras del sacro (en total debía tener 6), una parte del ilion, 1 fíbula, 1 fémur. El resto de los huesos del animal son un ejercicio de imaginación y de relaciones que se establecen con otros dinosaurios del mismo grupo. Se planteó que con sus 40 metros de largo, sus 20 o 25 metros de alto y sus 100 toneladas de peso, podría ser el dinosaurio más grande del mundo (4).
Con todo esto se estima el peso y la longitud, ayudados también por las huellas que, por ejemplo, dan información sobre las patas y la manera de andar de los animales. Para las réplicas lo más difícil es el trabajo de modelaje y luego el montaje, con estructuras de hierro que quedan ocultas, pero que tienen que soportar el peso y conservar la forma.
Y si queremos saber hace cuántos años anduvo caminando por estos pagos, existen muchos métodos de datación absoluta, que nos dan la edad de un resto fósil. Se utilizan diferentes indicadores químicos, y cada uno sirve para un rango de tiempo preciso. El más conocido es el método del Carbono 14, que permite datar restos de hasta 70 mil años.
7- No soy solo un objeto bonito
Mi abuelo era municipal y artista. Tocaba la guitarra, era músico. No me quedó ni un casete con sus grabaciones, con sus obras. Tengo fotos. Un montón. Como la de los corsos del club en el 26 que tan bien lo cuenta mi hermano acá. Lo que conservo es esa foto que pronto cumple 100 años y en la memoria los relatos de ese día.
En 2 Museos hay obras de fines del siglo XIX que tienen más de 100 años. Se realizan tareas de conservación preventiva, evitando la intervención directa sobre la obra en las que tienen más de 100 años, y las que ingresaron el año pasado en la bienal. Poco más de mil obras hay en 2 Museos. Se registran y clasifican y cada una tiene su ficha de estado de conservación (5). También se realizan entrevistas con los artistas en las que se les pregunta, por ejemplo, cuál es su actitud en cuanto al envejecimiento de la obra. Y ahí, de nuevo, ¿Cómo conservamos una obra que propone una construcción participativa y comunitaria? (6). Nos enfrentamos ante una realidad que no se centra necesariamente en un objeto como alternativa museable, sino que muchas veces se trata de una serie de operaciones en las que, montaje, construcción de sentido compartido, acciones participativas y posibilidad de encuentro de artistas con visitantes, constituyen la poética de la obra (7).
8- En conserva
“Un museo es una institución sin ánimo de lucro, permanente y al servicio de la sociedad, que investiga, colecciona, conserva, interpreta y exhibe el patrimonio material e inmaterial. Abiertos al público, accesibles e inclusivos, los museos fomentan la diversidad y la sostenibilidad. Con la participación de las comunidades, los museos operan y comunican ética y profesionalmente, ofreciendo experiencias variadas para la educación, el disfrute, la reflexión y el intercambio de conocimientos.” Así define el icom, recientemente, a un museo.
"En un museo taller solo es posible conservar aquello que se transforma”
“Lo que con la conserva se quiere conservar no son sólo tomates, o la ciencia casera de almacenar alimentos, o esos pocos pesos que nos ahorramos improvisando esta fábrica que recuerda a la economía doméstica de nuestros abuelos; es la capacidad de afrontar, entre varios, esas carencias que, a pesar de afectar a la mayoría, tienden a presentarse como asunto exclusivo de cada uno. Lo que buscamos preservar, y en la medida de lo posible potenciar, es la chance de encontrar juntos maneras de vivir desobedientes al individualismo que prescribe la época, aunque más no sea para seguir mojando el pan en el tuco de los fideos.” (8)
Bien, otra vez voy llegando al final sin saber diferenciar bien. Hacemos algunas cosas medio sin pensar, dejándonos llevar, por costumbre, pero algunos rituales están más vinculados a lo festivo. Será que una costumbre al tener su ceremonia pasa a ser un ritual y practicar un ritual es instalarse, nos dice Byung-Chul han: construir en el tiempo el mismo tipo de refugio que, en el espacio, representa un “hogar”. (9)
Bueno…por ahora lo dejamos acá. Te invito a suscribirte —y a visitar los museos de Bahía eligiendo una actividad— y a decirle a tus amigos y amigas que se suscriban -y visiten los museos-. Y, por supuesto, podemos seguir la conversación por mail o en las redes -y por los museos de Bahía.
Hasta la próxima.
Nos vemos por los museos (¿como de costumbre?).
Christian
Antonio Prieto blanca y radiante la novia
Bocetos de Natación, Leanne Shapton. Blatt y Ríos.
Réplica de Argentinosaurus adulto. Período: Mesozoico Cretácico. Descripción: reconstrucción en posición erecta apoyado sobre Araucaria. Técnica: modelado en epoxi y poliuretano (escala 1-15).
La asombrosa excursión de Zamba en el museo de ciencias naturales: el argentinosaurio.
Colecciones de Arte Contemporáneo en Argentina, trabajo interinstitucional (Museos interpelados por sus colecciones de arte contemporáneo) Christian Díaz / Graciela Arbolave / Mariana del Val / Coordinadora: Lucía Albizuri
Demolición total , Puerto piojo y tantas más
La entrada completa en MUSEO TALLER: DEL TOMATE y además Conservas del FerroWhite
“la ceremonia protege como una casa: algo que permite habitar el sentimiento”.Lo neutro. Roland Barthes.