Museos en riesgo: voces sobre lo que se pierde cuando se pierde el Estado
Una charla con Victoria Salías
Buenas, cómo están. Había agarrado ritmo semanal con el newsletter y pasaron cosas. El último envío fue del Diccionario Cítrico sobre la palabra Estado, otra forma de lo que ya había escrito sobre los cierres y el desfinanciamiento en cultura y más. La motosierra del gobierno nacional no se detuvo: empezó a profundizar su alcance también en los museos nacionales y en otros espacios clave de la vida cultural. Por eso, en estos días me puse a preparar un tipo de envío distinto, conversando con profesionales de museos y a pensar como seguir hablando de los museos y lo museable, de la memoria y de los encuentros.
Porque el sistema de concursos, las evaluaciones de gestión, la idea misma de continuidad institucional, están siendo desmantelados. Directores que ganaron por concurso son desplazados sin acto administrativo. De directores a coordinadores o ni eso. Museos que funcionaban bien son cerrados de un día para el otro. No se trata de una anécdota ni de un simple cambio de nombres: es un retroceso que pone en riesgo el valor de lo común y el derecho a una cultura pública, plural y con memoria.
1 - Los museos son procesos
En los museos pasan cosas. Aunque a veces no se vean a simple vista. Pasa gente, pasan preguntas, pasan procesos que llevan años. Pasa el tiempo, y también el trabajo sostenido de quienes cuidan, investigan y abren las puertas.
En pleno San Telmo, el Museo Nacional de la Historia del Traje resguardaba más de 9.000 piezas que contaban la evolución de la indumentaria argentina desde el siglo XVIII hasta hoy. Pero su valor iba mucho más allá del archivo material: era un espacio activo, con muestras temporarias, ciclos públicos, visitas escolares, redes de cooperación, trabajo curatorial, investigación y comunidad. Bajo la dirección de Victoria Salías —diseñadora, docente, curadora— el museo se convirtió en un punto de encuentro entre el patrimonio y la vida cotidiana. Una forma de pensar el vestir como memoria y como derecho.
Sin embargo, en octubre de 2024, un decreto gubernamental anunció su cierre, sorprendiendo a su equipo y a la comunidad cultural. El Decreto 862/2024 que se publicó en el Boletín Oficial, con la firma del presidente, Javier Milei; del jefe de Ministros, Guillermo Francos; y de la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello. A través de diferentes anexos, se conoció un nuevo organigrama que determina, por un lado, que varios directores de museos se convertirán en coordinadores, y por otro lado, que el museo a cargo de Victoria Salías dejará de funcionar de este modo.
En este envío comparto la charla con Vicky Salías, exdirectora del Museo. Accedió a ese cargo por concurso, algo cada vez más excepcional en el ámbito cultural. Su gestión —interrumpida ahora por el cierre del museo— fue todo menos rutinaria: fue el despliegue de una visión sostenida, comprometida, colectiva. Le propuse que contara, con sus propias palabras, qué hizo, qué pensó, qué imaginó. Y qué se juega hoy cuando un espacio como ese pierde su rumbo institucional.
3 - Charla con Victoria Salías
¿Qué te llevó a especializarte en diseño de indumentaria y a involucrarte en la gestión museológica?
Mi carrera de grado es en diseño de indumentaria, soy de la primera camada de profesionales recibidos de la carrera de la FADU UBA. Siempre me gustaron los diseños, desde chica, y sobre todo la moda. Cuando terminé la carrera trabajé un tiempo en la industria, pero no me resultaba el ritmo repetitivo de la producción por temporadas cada seis meses, etc. Aún no había tanta movida de diseño en los 90s. Poco a poco me fui dedicando a la gestión de proyectos vinculados a la indumentaria, y en 1996 me acerqué al Gobierno de la Ciudad, a una iniciativa vinculada a la industria de la moda primero, con la cual colaboré ad honorem, que luego incorporó todos los diseños. Esa iniciativa dio origen al Centro Metropolitano de Diseño que funcionó entre 2000 y 2020 aprox. Ingresé en 1999 con un contrato para trabajar en el desarrollo de ese programa y proyecto institucional, y específicamente con la industria de la moda, cuando inauguramos el Centro el 18 de diciembre de 2001 (sí, ese día) continué a cargo del área. En paralelo en 1998 había acercado un curso de Diseño de Indumentaria a través del Reciclaje al Centro Cultural Rojas, llevé el mío y dos más de colegas, y al año siguiente me ofrecieron coordinar un área de talleres de diseño que no existía hasta ese momento.
En 2005 cursé la Diplomatura de Estudios Avanzados en Gestión Cultural y ahí la querida Marta Dujovne me introdujo en la temática de museos. Un viaje de ida para mí.
Cuando me fui del CMD en 2011 le propuse al Director de Museos de la Ciudad, Pedro Aparicio (el mismo que ocupa el cargo hoy) crear un Museo de Moda, pensado con una mirada contemporánea. Yo seguí muy de cerca toda la movida de diseño por mi rol en el CMD y me parecía que valía la pena patrimonializar todo ese movimiento. Mi idea era cercana al trabajo de formación de colección que hace hoy la Fundación IDA. En ese momento a Aparicio no le interesó el tema y mi camino siguió por el mundo del arte, como project manager de un espacio de talleres de artistas. Ahí trabajé codo a codo con grandes curadores como Flor Battiti, Rodrigo Alonso, Tere Riccardi, y fui afirmando mi interés por la curaduría. Me inscribí en 2014 en la Maestría en curaduría de artes visuales de UNTREF. Ese año curé una muestra en la Col Fortabat de moda contemporánea y luego trabajé como gestora y curadora de un Premio de Diseño en el Decorativo durante tres años 2015/16/17. En todo este recorrido fui viajando y recorriendo museos de moda y diseño en el mundo, y preguntándome por qué acá no había algo similar. El Museo del Traje estaba, fui varias veces a cursos y también como invitada pero me parecía que le faltaba una mirada más contemporánea.
¿Cómo describirías tu experiencia al frente del Museo Nacional de la Historia del Traje desde 2017?
Fue una gran experiencia, un proceso complejo que tuvo momentos difíciles y otros grandiosos. Fue un trabajo hecho en equipo, de armar criterios de trabajo en todo sentido: mapas de públicos, procesos de gestión para las áreas, criterios de aceptación para las donaciones, diseñar programas públicos desde cero. Tomamos la decisión de dar de baja la muestra permanente que ya tenía varios años de exhibición y esa exposición en el patrimonio textil es muy dañina. Siendo un museo muy pequeño y una colección de casi 10 mil piezas, lo más lógico era tener muestras temporarias para poder rotar el patrimonio y que la exposición de las prendas no sea de más de seis, siete meses para su mejor conservación. Cuando llegué el museo no tenía proyectos, ni agenda de actividades, nada. Creamos todo en forma conjunta. Debo decir que el equipo, muy joven, estaba ansioso de trabajar y se sumó con ganas, energía e ideas. Abrimos el museo a la comunidad, a los investigadores, a las universidades. A otros museos. Otras disciplinas con las cuales trabajamos en proyectos.
¿Cuáles fueron los principales proyectos o exposiciones que impulsaste durante tu gestión?
Más que una exposición, te diría que fue el hecho de rotar exposiciones. Tuvimos varias líneas de trabajo en términos curatoriales: por un lado trabajamos las muestras que llamamos "de colección" donde fuimos pensando ejes temáticos que nos permitieran exhibir piezas que no habían sido exhibidas nunca o muy pocas veces, como Vegetabilia o Animalia. Luego hicimos muestras biográficas como Íntima, Mary Tapia y Casa Jaumandreu. Otra línea fue la de revalorización de las tradiciones textiles argentinas, en ese sentido sumamos algo del tema textiles del noroeste en Mary Tapia y luego hicimos Ríos que fluyen Agua que enlaza sobre textiles guaraníes y Randa Testigo en nuestro museo y en la Casa de Tucumán. Así fuimos tratando de variar temáticas para sumar diferentes comunidades y públicos, y poder dar un paneo general de la/s historia/s de la moda local. En muchas de ellas convocamos a curadores especializados en la temática, que curaron la exposición y propusieron lineamientos para las actividades de extensión de la muestra.
En términos de programas públicos, creamos ciclos fijos para que los diferentes públicos se acostumbraran a la asiduidad y frecuencia de las actividades. La idea siempre fue que el museo esté poblado de gente todos los días.
Así creamos Saberes Compartidos que era un ciclo de técnicas textiles y de confección los domingos a la tarde presenciales, Moda en foco de divulgación académica para profesionales de la moda, conservación, etc interesados en la actualización teórica de las disciplinas vinculadas a la temática. Historias textiles para dar a conocer más sobre técnicas de diferentes regiones y orígenes. Minimuseo para actividades de chicos.
A esto se sumó el proyecto de Museo Online durante la pandemia, en el cual trasladamos casi toda nuestra programación a los medios digitales, en IG live y Youtube/Zoom, dependiendo de la actividad. Así Saberes compartidos siguió siendo los domingos a la tarde, tuvimos cientos de personas conectadas bordando, tejiendo, cosiendo cada finde, gente de toda Latinoamérica que se sentaba a aprender con nosotros. Muy emocionante. Los ciclos más académicos se transformaron en un ciclo de intercambio con académicos de otros países americanos, Diálogos de ida y vuelta, que disertaron sobre el tema de la colonialidad y descolonización en la moda. Y yo hacía entrevistas a diversos protagonistas o estudiosos de la moda en vivo todos los martes a la tardecita, bajo el título Té con Historias. Las visitas escolares se transformaron en una serie de videos para diferentes grupos etarios sobre las modas de la revolución que es un must temático de estas visitas, y luego posteos de efemérides con una mirada muy desenfadada sobre nuestros héroes y heroínas. El ciclo Cuul de desfiles de ropa de artistas y muestras efímeras fue un fuerte acercamiento a esta disciplina afín, ideado post pandemia. Hicimos también una intervención de fachada con una artista que trabaja con textil y la idea era que se transformara en un ciclo semestral, pero los presupuestos no nos lo permitieron.
En el área de Colecciones trabajamos fuerte en la renovación del marcaje de prendas, de fotografía de piezas que aún no está completo pero avanzó muchísimo, y de la normalización de la documentación del patrimonio, ya que había gran cantidad de irregularidades y faltantes de información (mismo tipo de prenda o colores con dos o más nombres diferentes, falta de información sobre motivos textiles o tejidos, etc). Trabajamos en un mapeo de la colección, tarea que también quedó inconclusa, para poder entender por períodos que piezas hay, qué estilos o piezas faltarían, para poder luego hacer un plan de solicitud de donaciones o compra mediante mecenas. A partir de esa idea del mapa, entendimos que muchas de las piezas que nos faltan a nosotros (tenemos poco y nada de las diferentes regiones del país) están en otros museos. Eso dio origen a la red Modalia, que te cuento abajo.
¿Cómo se articulaba el museo con la comunidad y con otras instituciones culturales?
Con la comunidad específica de moda a través de los programas que te conté arriba, y recibiendo proyectos diversos para articular actividades en el espacio del Museo. Con la comunidad barrial a través de hacer actividades en la calle en forma eventual invitando al barrio a participar. Con comedores a través de hacer campañas de donación de prendas tejidas en los encuentros de Saberes por ejemplo. Con la comunidad del Hospital Moyano a través de incorporar visitas especiales para ese público.
Con otras instituciones nos vinculamos a través de préstamos para armar exhibiciones o pidiendo los espacios para realizarlas. Con muchos museos nos vinculamos a través de asesoramiento en conservación y restauración de piezas textiles y de indumentaria, incluso realizando réplicas de época en varios casos de museos nacionales para completar exhibiciones.
Con la comunidad terciaria y universitaria de nuestras disciplinas nos conectábamos a través de visitas periódicas especializadas según requerimiento de los visitantes: sacábamos de la reserva aquellas piezas que los docentes requerían según temática para que los estudiantes puedan ver las piezas en vivo y en directo en lugar de verlas en libros de historia.
Y el proyecto de vinculación concreto es MODALIA, colecciones textiles argentinas, que es una red de museos estatales de todo rango, públicos y privados, aún colecciones privadas que se abren a la investigación. La idea es poder trazar justamente esos lazos entre colecciones para ir descubriendo todos los patrimonios vinculados a la indumentaria y textil del país. En la red participan, se capacitan y colaboran entre sí. Ahora se están organizando visitas especializadas a los diferentes museos miembros de la red, por ahora en CABA.
El museo era uno de los pocos museos de moda de la región, hemos interactuado con todos ellos y con colecciones en formación, con museos de todo el mundo a través del comité ICOM Costume. Tuvimos intercambios notables para nuestro ámbito como la visita de Valerie Steele del Museum at FIT de New York; Silvia Ventosa Muñoz encargada de la colección textil del Museo de Diseño de Barcelona; Laura Rodríguez del Museu de Arte Brasileira que está armando una colección de diseño de indumentaria brasileña contemporánea, el director del Museo de la Moda de Chile que vino a hacer fotos de nuestro patrimonio para un libro y diseñadores tales como Ágatha Ruiz de la Prada, el diseñador Anthony Fourrier de Loro Piana, etc. También realizamos una exposición junto al Museo Histórico Nacional de Chile con un formato desarrollado por nosotros de articulación de patrimonio con instituciones educativas y diseñadores y artistas contemporáneos, y teníamos una participación pendiente con el Cabildo de Montevideo que finalmente no se realizó por todo este proceso de desguace.
¿Cómo recibiste la noticia del cierre del museo y qué argumentos oficiales se te comunicaron?
Me enteré por un par de llamados de colaboradores y luego a través del boletín oficial. los colaboradores se enteraron porque empezó a circular en redes desde esa mañana, en la cual yo estaba dando una charla en FADU. Los argumentos oficiales fueron que venía poca gente (a un edificio pequeño que por obvias razones no puede albergar cantidades exorbitantes de gente) y que teníamos muchos empleados. y que querían usar el lugar para hacer un centro cultural. que no tenían ninguna mala opinión sobre mi trabajo y que me quedara como coordinadora, pero sin tener museo ni el cargo por el que concursé. Ni el lugar que aún está abierto, pero esperando que empiece una obra de adaptación en la cual intervendrán patrimonio histórico nacional.
Nuestro promedio de visitantes es similar al de otros museos nacionales pequeños, en algún caso es mayor que algún otro. Teníamos más cantidad de agenda de actividades que varios también. Y grandes convocatorias de más de 500 personas en las inauguraciones, que hacían que el edificio explotara de gente. Creo que nada de eso vieron. O la mirada estaba más puesta en el edificio. Llama la atención pensar en un centro cultural más para la ciudad de Buenos Aires cuando hay cientos, miles de teatros y dos como el Palacio Libertad y el CC Borges que pertenecen a la misma secretaría a diez cuadras del edificio de la Calle Chile.... era necesario?
¿Qué implicancias tiene esta decisión para el patrimonio textil nacional y para el equipo de trabajo del museo?
En términos de la situación laboral del equipo han renunciado algunas personas por quedar virtualmente sin trabajo (cerraron nuestras redes sociales) o buscar mejores alternativas puesto que los salarios quedan muy por debajo de la inflación. Más allá de eso, no han despedido a nadie, todos hemos pasado a depender del Museo Histórico Nacional, yo perdí el plus de dirección pero sigo en planta permanente de nación. En términos de ánimos, fue letal porque todo el amor y fuerza puestos en estos años, parecen no haber sido reconocidos, y sinceramente eso fue lo que movió todo este tiempo el museo, más allá de los presupuestos que a veces están y a veces no. Esa sensación de que el trabajo y el esfuerzo no valen nada, es muy desmoralizador.
Para el patrimonio en términos de visibilización es grave porque pierde espacio de exhibición e interpretación. En el edificio de calle Chile se realizaban cientos de visitas guiadas y clases especiales de universidades e institutos especializados a los cuales se les seleccionan piezas de patrimonio según necesidad de la materia para que los alumnos pudieran ver en vivo y en directo diferentes períodos históricos, rubros de confección, tipos de prendas, etc. Lo mismo para los investigadores y charlas abiertas al público exhibiendo el patrimonio... eso se perderá en la medida que las exhibiciones se realicen en lugares fuera del edificio, como el CCK y el mismo Museo Histórico, puesto que no se pueden hacer fletes y seguros para mover patrimonio por una hora de clase... todo el caudal de actividades de este tipo se verá afectado sin motivo ninguno. Y creo firmemente que todo patrimonio que esté cerrado bajo siete llaves, si nadie lo ve, es como si no existiera. Máxime el patrimonio textil que se degrada con el tiempo inexorablemente. Este año aún permanece el museo abierto con la muestra de Sastrería que montamos en julio del año pasado y se inaugura ahora una muestra en el Palacio Libertad pero al no haber equipo del museo ahí en forma constante, la interacción con el público se pierde, no es lo mismo que tener la muestra en nuestro espacio donde está nuestro equipo y podemos interactuar, responder consultas, tomar teléfonos, conectar de otro modo. La otra muestra de este año será de 3 meses aprox en el Histórico, pero sucede un poco lo mismo. Antes nosotros teníamos dos muestras por año en nuestro espacio y otras que itineraban, una o dos por año, más préstamos de piezas. Es una pérdida importante.
En términos de conservación es un problema mayúsculo que estén pensando hacer una obra de remodelación del edificio teniendo la colección allí mismo. Si no va a trasladarse a otro lado, es muy posible que se dañen piezas x acumulación de polvillos, movimientos, vibraciones, etc. Y trasladarla por unos meses también parece una tarea titánica para poco tiempo y luego tener que volver a llevar la colección allí.
¿Qué lugar deberían ocupar los museos en la política cultural de un país?
Para hacerlo breve, para mí los museos y archivos son de suma importancia porque es donde reside la identidad de un país a través de su historia, su idiosincrasia, su cultura, sus artefactos, arte, su patrimonio inmaterial, etc. Y es el ámbito de intercambio en el más extenso de los sentidos para la construcción de esa identidad. Sin museos o con menos museos, o con museos más abandonados, esa noción de identidad desaparece, se debilita, se pierde, se daña. Y creo que es muy grave porque sin identidad y sin cultura, un pueblo es gente suelta. Creo que deberían ocupar un lugar central en la política cultural del país, debería haber más museos nacionales en las provincias, y más interacción entre los nacionales y los provinciales o municipales para que ese patrimonio circule y se interprete y comunique. Repito que el patrimonio guardado bajo siete llaves tampoco sirve. La comunidad es la que da sentido a ese acervo.
¿Qué acciones considerás necesarias para garantizar la preservación y difusión del patrimonio cultural en contextos de crisis?
Dependiendo de qué tipo de crisis, serán las acciones. En este caso, ante esta crisis de falta de interés del gobierno nacional por preservar el patrimonio nacional, creo que casos como la voluntad demostrada por la provincia de Entre Ríos de hacerse cargo del Palacio San José es una alternativa de preservación del patrimonio. No es lo ideal pero ante el derrumbe, creo que será útil que un gobierno más cercano pueda apuntalar la conservación, restauración, interpretación y difusión de ese patrimonio. Habrá que ver en el tiempo si finalmente sucede, y cómo funciona.
¿Qué te gustaría compartir con quienes valoran el trabajo del museo y la importancia de la memoria a través de la indumentaria?
Que por ahora el museo sigue vivo aunque le hayan rebajado la categoría y sigue ofreciendo muchas actividades, pueden seguir las redes del Museo Histórico o del personal del MNHT que tiene un IG propio. Y que no dejen de pedir o mencionar la importancia de tener un museo de estas características. En el mundo hay cada vez más museos de moda y textil y los museos grandes como el Metropolitan de NYC o el Louvre hacen muestras de moda todo el tiempo.
Como dijo Martín Churba una vez, hace poco, creo que en un ciclo de conferencias en el Museo de Arte Decorativo organizado por Ampersand, la indumentaria conformada por textiles es la materia que permanece junto a nuestro cuerpo el mayor tiempo de nuestra vida. más que cualquier otra cosa, más que nuestras familias, que nuestra casa, etc. Es la relación más íntima porque es la más constante y más cercana. Ese vínculo se teje a través de historias familiares, saberes comunitarios, vínculos sociales y económicos, gustos estéticos... ¿Cómo no entenderlo como patrimonio fundamental de nuestro país?
El Museo del Traje debería crecer en lugar de achicarse. Aún tiene mucho por ofrecer y desarrollar.
4 - Si deja de ser un museo
Destruir una institución lleva un papel y unas firmas. Construirla lleva años. Reglas compartidas, saberes acumulados, responsabilidades que se aprenden en la práctica. Cuando todo eso se borra en nombre del ahorro, lo que queda no es eficiencia: es intemperie.
El mito neoliberal nos dice que el mercado lo resolverá. Que todo puede volverse autosustentable si se lo deja competir. Pero el mercado no cuida lo común. No preserva lo frágil ni lo complejo. No protege el silencio de un archivo o una reserva técnica ni el derecho a una voz que no vende.
“La precariedad no es solo una condición individual, sino el efecto de políticas que desmantelan lo común” dice Judith Butler. Y lo común, en los museos, tiene cuerpo: es la persona que abre la sala, la que limpia, la que arma la cartelera, la que investiga, la que atiende a un grupo de estudiantes, la que restaura, la que conserva, la que gestiona la comunicación, la que diseña los contenidos, la que escucha.
¿Qué pasa con quienes trabajan en museos cuando los programas se suspenden, las redes se apagan y los equipos se desarman sin aviso? ¿Cuánto aguanta alguien sosteniendo un trabajo sin recursos, sin respaldo, sin horizonte?
Porque un museo no se vacía solo cuando se cierran sus salas: también se vacía cuando se desarma el equipo que lo sostiene.
Y si eso ocurre —si deja de ser un museo—, nos toca preguntarnos: ¿Qué pasa con el patrimonio cuando ya no hay museo? ¿Quién lo cuida? ¿Quién lo muestra, lo piensa, lo comparte? ¿Bajo qué condiciones se transmite lo que antes se preservaba como derecho?
¿Vamos a seguir naturalizando que se corra gente de sus cargos? ¿Que se desfinancien programas? ¿Que se cierren museos? ¿Que se rompa todo sin que pase nada?
Los museos no son solo objetos ni edificios. Son personas. Son vínculos. Son procesos que llevan tiempo. Y el tiempo, cuando no se cuida, también se rompe.
Nos volvemos a leer la semana próxima, la seguimos.
La semana próxima, seguimos. Porque el problema no es solo el cierre de un museo o el desplazamiento de una directora. Es más profundo: es el vaciamiento de las reglas que dan legitimidad, continuidad y sentido a lo público. Charlamos con Paola Rosso Ponce, apartada de la Casa del Acuerdo de San Nicolás, y con Américo Castilla, que no solo impulsó los concursos en los museos nacionales, sino que peleó —desde dentro del Estado— por construir instituciones que no dependan de un nombre, sino de una estructura que las sostenga. Porque lo que está en juego no es solo la cultura. Es la forma en que decidimos habitar lo común.
Nos vemos por ahí, un abrazo.
Christian
Extras con los links aún activos del Museo Nacional de la Historia del traje.
https://www.instagram.com/mhnarg/
https://www.instagram.com/linodelaserna/
El IG del Museo que fue freezado en octubre. https://www.instagram.com/museodeltrajeba/
Las webs de muestras virtuales
https://eltrajevirtual.cultura.gob.ar/
Algo de las muestras anteriores se pueden ver acá en el flickr https://www.flickr.com/people/185208630@N08/
MODALIA https://modalia.cultura.gob.ar/
La web oficial del museo la dieron de baja lamentablemente.
El canal de Youtube https://www.youtube.com/@colecciondeltrajeargentino