Agua, como te deseo
Agua, te miro y te quiero
Agua, corriendo en el tiempo
Agua, bailando en manos del sol.
Siempre viví del otro lado del arroyo. O mis actividades se daban del otro lado del arroyo en relación a donde vivía. Siempre viví en Villa Mitre. Nací en el Sanatorio y Maternidad del Sur (hoy Hospital Privado del sur). Con horas crucé el arroyo hacia mi casa en Villa Mitre. A los 4 años empecé natación en la única pileta climatizada de la ciudad: Olimpo. La primaria la hice en la Escuela Normal. La secundaria en el Ciclo Básico. Siempre cruzando el arroyo.
Tenía amigos que no me hacían cruzar el arroyo. Juan vivía en el Patagonia. Fer en Palihue. Pablo en Bella Vista. Con Ducos jugábamos al básquet en Barracas así que ahí lo cruzaba también. Ducos no sé si cruzaba mucho el arroyo, vivía en Zapiola al 400, iba a la escuela 5, después al Ciclo; y a básquet en Barracas. Alguna noche para ir a Chocolate o Toovaks pero me parece que lo cruzaba más para ir a visitar a la abuela Lita en Chaves.
Boletín municipal Nº1, enero 1922.
1 - El bañado de Jiménez
Escribe Arturo H. Coleman, Superintendente de la División Tráfico del Ferrocarril Sud, en su libro Mi vida de ferroviario inglés en la Argentina: “En mejores condiciones que Bahía Blanca, en lo tocante a la provisión de agua potable estaba El Puerto. Como allí la inconsistencia del suelo, completo cangrejal inundable, no permitía la excavación de aljibes, el ferrocarril había instalado cañerías con grifos en distintos puntos, los que eran alimentados con el agua destinada al consumo de las locomotoras. El líquido provenía de unos grandes pozos excavados en el lecho mismo del arroyo Napostá Grande, en el paraje llamado Bañado de Jiménez, donde se formó más tarde el paseo 'Parque de Mayo', y que en aquel entonces quedaba muy lejos de la población, por cuya causa sus aguas no estaban contaminadas. Poderosas bombas a vapor, elevaban e impelían el agua, por el caño maestro que terminaba en El Puerto, luego de cruzar la playa de la estación Bahía Blanca."
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2 - Nan vutá
Y sin embargo, los aborígenes lo llamaron de otra manera.
Lo más probable, según algunas conjeturas, es que "Napostá" sea una transformación del mapuche Nan Vutá, que significa "agua correntosa". Cratilo no tiene por qué saberlo, y de hecho no le digo nada de momento en que parece satisfecho con sus conclusiones.
¿Cómo puede producirse semejante diferencia entre las palabras? ¿Acaso los aborígenes vieron otra cosa? Sin duda.
Durante las temporadas de lluvias, y sobre todo cuando caen fuertes chaparrones en las sierras, el agua que se acumula en los piletones naturales en lo alto del cerro Napostá se derrama y baja por las laderas y cañadas, aumenta su velocidad a medida que se precipita hacia los pies del faldeo en donde, transformada ya en un voluminoso torrente, se encuentra con el caudal de otros desaguaderos, se mezclan en torbellino espumoso y juntos terminan por volcarse en un lecho demasiado angosto y poco preparado para semejantes convulsiones que remueven el limo del fondo y socavan las orillas de tierra apelmazada. El arroyo se vuelve un río, y la correntada arrastra a su paso musgos, pajas y ramerío mezclados en remolinos parduzcos. Hasta que no construyeron el canal derivador, las zonas bajas de Bahía se inundaban de inmediato, y algunas calles se convertían en prolongaciones naturales de un cauce totalmente desbordado. El viejo Mengo me hablaba sobre las grandes inundaciones de 1933.
Aquella mañana lo despertaron ruidos desacostumbrados, y cuando se levantó de la cama, sus pies se hundieron inmediatamente en el agua, ya elevada a unos treinta centímetros del suelo. Por la calle 12 de Octubre, me decía, la corriente traía zapallos y plantas de lechuga que había arrancado de las quintas en Aldea Romana, y hacia el mediodía pudo ver en Sarmiento cómo, ganados los depósitos y los mismos hornos de la panadería de Monia, las flautas y tiras de mignones salían flotando hacia la calle.
A la altura de Villa Mitre era frecuente que en cada casa hubiese una cantidad de bolsas de arpillera repletas de arena para apilar contra los zócalos de las puertas en forma de tajamar. Una revista editada en el mismo barrio publicó hace unos días una foto antigua sin fecha, pero no sería extraño que fuese de aquel mismo año 1933. En las Cinco Esquinas pueden verse a muchachos con los pantalones arremangados y las piernas hundidas hasta las rodillas. Gruesos borbollones se levantan entre remolinos formados por la correntada, sin dudas al chocar contra algún monolito u objeto de la pequeña plazoleta ubicada en el medio de las intersecciones, en ese momento definitivamente sumergida. Desde lo alto de su carro, un hombre mira un colectivo de la empresa La Central, casi subido a la vereda de la farmacia Grünmann, junto a otros muchachos y hombres que posan para la foto. No se ven caras preocupadas; incluso para algunos, sobre todo los chicos, aquello parece ser parte de una gran fiesta de carnaval. (1)
3- Recreativo, lúdico y deportivo
No soy mucho de nadar en aguas abiertas. No me gusta. Estoy acostumbrado a nadar mirando la línea negra en el fondo y cuando se hace T pegar la vuelta. De chico iba al balneario Maldonado. Enorme piletón. Un poco nadaba pero más para no quedarme quieto que otra cosa.
Mi abuelo nunca me comentó, o yo no recuerdo que me dijera ,que se iba a nada al Balneario de Arrieta. Tampoco sé si ese era el nombre. En 1933 el intendente socialista Agustín de Arrieta, proyectó y construyó una pileta en el Napostá. A la altura de la calle Darwin se construyó el dique.
¡Qué hermoso! seguro decía la gente de Bella Vista y de Tiro Federal. Refrescarse, jugar, nadar un rato. Incluso en ocasiones pusieron andariveles e hicieron competencias de natación.
El dique de retención serviría a la vez de puente peatonal y de autos. Teniendo en cuenta las crecidas del arroyo, la obra se apoyó sobre "vigas de hierro", para asegurar su solidez.
Todo era fiesta hasta que alguien dijo, analicemos el agua. Los resultados no fueron buenos: el agua no estaba apta para el baño.
En diciembre de 1941, el Municipio demolió el dique y el balneario-pileta dejó de existir. Y hoy en esa zona ni vemos, ni olemos, ni escuchamos el Napostá que está entubado.
4 - ¿Qué fue primero?
En agosto de 1884, los empresarios Casey, Cambaceres y Gómez instalaron junto a la desembocadura del arroyo Napostá el Saladero “Bahía Blanca”. Pocos meses antes –en abril- la ciudad quedaba conectada por el transporte ferroviario, instrumento clave para la inserción del país (y de Bahía Blanca) en la economía mundial como proveedor de materias primas -en particular, cereales y carnes. A fines del siglo XIX, los saladeros serían desplazados por los frigoríficos; por eso, podría pensarse que instalar un saladero en ese momento era un emprendimiento anacrónico, y ese desajuste temporal tal vez persiste –y aún con mayor intensidad- en el nombre del barrio.
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5 - Educación
Dias atrás, el Sábado 30 de septiembre a las 10 h se llevó a cabo el “Censo y Limpieza del Arroyo Napostá”. Se desarrolla desde hace años. Es una actividad libre y gratuita, sin cupo límite pero sí con inscripción.
Este año la organización estuvo a cargo de: Subsecretaría de Gestión Ambiental, Museo de Ciencias, Tellus, Asociación Conservacionista del Sur y Guardianes del Estuario.
El objetivo es higienizar y hacer un recuento de residuos, en el marco de la Campaña Mundial a Limpiar el Mundo.
6 - Desaguadero
Desaguadero de Alejandro Bonzo
Óleo sobre tela
Premio Adquisición Instituto Cultural / Bienal Nacional de Arte de Bahía Blanca / 2007
Patrimonio 2 Museos
7 - Barrer debajo de la alfombra
Agua podrida, agua podrida
Agua podrida tapada de mugre
Agua podrida que queda y se pudre
Agua podrida, agua podrida
Agua podrida con casas al lado
Agua podrida con gente al costado
Agua podrida, agua podrida
Agua podrida, podrida
Agua podrida, podrida
Agua podrida (Leo Maslíah) - YouTube
La falta de saneamiento y control determinó que el arroyo sea el lugar de descarga de efluentes cloacales, residuos sólidos, efluentes industriales y sustancias contaminantes. El Napostá estaba sucio y contaminado pero no había que limpiarlo, había que dejar de verlo.
La primera etapa del entubado comenzó en abril de 1978, en Brown y Estados Unidos, frente a la estación Rosario, con un recorrido de mil metros hasta calle Liniers en Tiro Federal.
En cinco años, el entubado se completó hasta la calle Casanova.
En 1982 se licitó la segunda parte del entubado, hasta el parque de Mayo y afortunadamente recuperamos la democracia y la continuidad del entubado pasó al olvido.
8 - Cruzar el arroyo
Algunos lo pueden cruzar de un salto, otros por una pasarela, otros por un puente mientras que para otros es inabarcable. En ciertos lugares es la esperanza para que vuelva a crecer la vida, agua que atraviesa la ciudad. En otros es parte del paisaje pero también es algo a lo que se le tiene respeto por los tiempos de inundación y desastre. A su paso crecen plantas; al paso militar creció el cemento y ahora algunos lo cruzan sin saberlo. Algún tiempo fue balneario popular y ahora es rotonda y para cruzarlo tenemos que mirar para todos lados. En algunos pocos lugares se puede estar a la sombra y tomarse un tiempo para cruzarlo viendo pasar una bolsa con basura al ritmo lento de la corriente.
El sábado 7 de octubre, en la noche de los museos, queda inaugurada la muestra Cruzar el arroyo en Museos Caseros.
Bueno… Por ahora lo dejamos acá. Te invito a suscribirte al newsletter y al streaming —y a visitar los museos de Bahía eligiendo una actividad— y a decirle a tus amigos y amigas que se suscriban -y visiten los museos el 7 de octubre en La Noche de los Museos. Y, por supuesto, podemos seguir la conversación por mail, en las redes y en el streaming -y por los museos de Bahía.
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Hasta la próxima.
Nos vemos por los museos
Christian
Cuadernos de Lengua y Literatura V, VI y VII, Mario Ortiz. Eterna Cadencia.