¿Estás hablando conmigo?
¿O solo estás practicando?
¿Para una de esas actuaciones tuyas?
¿Huh?
¡El lenguaje es un virus!
¡El lenguaje es un virus!
Language is a virus (from outer space)- Laurie Anderson
Nunca tuve problemas para vincularme con las personas. Para nada. Es cierto que no era el mismo en el club Olimpo cuando nadaba o en Barracas que jugaba al básquet o que en la escuela en el aula o con mi grupo de amigos en el recreo o en clase de educación física. No era igual en la casa de mis abuelos o en la casa de un amigo o de otro. Era yo en todos en lados: el negro Díaz o palito, el que siempre estaba de buen humor pero que no se enoje, al que si era para pasarla bien me llamaban pero si era para estudiar no. Era yo, soy yo, soy así, soy así, soy así (Relaja) Y tú ni me conoces a mí. Sigo caminando y sigo riendo Hago lo que quiero y muero en el intento A nadie le importa lo que estoy haciendoLo único que importa es lo que está por dentro. Ahora es igual y a la vez tampoco llegamos igual cuando estamos compartiendo el espacio físico que cuando el virtual. No es lo mismo que me leas en guasap a que me escuches un audio a que trates de entender qué quise decir cuando usé ese sticker de Maradona o Messi o te pongo el emoji del diamante (joya). O te escribo josha.
y busco en mi una persona por lo menos disfrutabley reir y sentir lo que haya que sentir
1 - El ferroviario
Un ferroviario de espaldas, abatido, culposo.
Un ferroviario que, según este texto, "trabaja tres horas por día", "vegeta sin horizontes", un ferroviario que muy probablemente sea uno de esos "holgazanes" protegidos por el reglamento (¡sancionado por el mismo gobierno que paga estas propagandas!), un ferroviario "que está de más, que sobra", tal como dice claramente la parte superior de esta publicidad, mucho más provecho sacaría trabajando en otra cosa.
Una vía de ferrocarril que va hacia atrás, obstruida por la figura y el farol de ese mismo ferroviario que no es capaz de mirar hacia adelante, hacia el futuro. Un ferrocarril "viejo" e "inútil".
http://museotaller.blogspot.com/2011/07/1961-quien-tiene-la-culpa.html
2 - Mememorable
“Mallarmé afirmó que en el mundo todo existe para culminar en un libro. Hoy todo existe para culminar en una fotografía”, escribió Susan Sontag en 1977. Hoy podríamos afirmar que todo existe para terminar en un meme.
3 - ¿Cómo comunicamos?
No te olvides de posar
en la disco o en el bar,
no te olvides de posar
en la disco o en el bar.
Para vos lo peor es resbalar,
para vos lo peor es resbalar.
Estoy rodeado de viejos vinagres, ¡todo alrededor!
Estoy rodeado de viejos vinagres. ¡todo alrededor!
¡Juventud, divino, tesoro!¡Juventud, divino, tesoro!
Los viejos vinagres - Sumo
Desde que iba a la escuela a hoy, la manera de ser y habitar el mundo es otra y hay un cambio en la lógica comunicacional.
En este nuevo mundo donde todo muta y todo se transforma, lo único que no parece cambiar son los discursos de la comunicación. Si cambió el mundo, ¿por qué seguimos hablando de teorías de comunicación y de conceptos, discursos, criterios y estrategias del siglo XX? No podemos seguir quejándonos de lo mismo que nos quejábamos en el siglo XX, cuando el mundo muta y nosotros nos movemos con él. Tenemos que hacer un discurso de la comunicación que interprete y transforme este nuevo mundo.
De hecho, mientras las políticas públicas siguen priorizando en sus dineros y esfuerzos la mejora y ordenamiento de los sistemas audiovisuales masivos, poco aportan a brindar conectividad popular.
4 - Bla más fuerte que no te escucho
Hablar es donarse al malentendido, es decir, que es posible que el otro no me entienda (ni que yo entienda al otro). Pero aceptando que es en ese terreno en el queremos vivir: compartiendo. Daniel Molina
Se ha normalizado la idea de que cada museo es, al menos, tres: sala, píxel y audio.En nuestro mundo de coexistencias, los museos más radicales pueden y deben defender su territorio; pero sin despreciar que otras capas del museo se expanden en el uso de ciertas plataformas.
En 2020, poco después de marzo, del cierre de todos los museos para cuidarnos por la pandemia de covid-19, en 2 Museos decidimos incursionar por la escucha. Un espacio para abrir conversaciones sobre los museos mientras esperamos que vuelvan a abrirse (los museos). Charlas informales con directores de museos de arte de Argentina y Latinoamérica. Quedate en casa, escuchalas y compartilas.
En el episodio 1 con Andrés Duprat le digo “En cinco años van a estar los museos de nuevo como estaban hasta hace tres meses imagino yo. Pero inmediatamente la gente va a querer, no sé, pienso, va a querer más que encerrarse en un museo, tirarse en un parque o hacer otras cosas al aire libre. Entonces, cómo responder desde un museo, cuando recién abramos después de la pandemia, cuando ya tengamos de nuevo el el museo operativo para atraer a los públicos.” (2)
Eran los primeros momentos de la cuarentena cuando algunos creíamos que íbamos a salir mejor, que ibamos a conectar con el otro pero finalmente quedamos como María Teresa queriendo contactar a Enrique.
5 - Usted preguntará ¿Por qué cantamos?
¿Cuándo aparecen las tribunas alrededor de las canchas? El deporte no siempre fue un espectáculo. Se jugaba para jugar no para la tribuna, sino para jugar nomás. ¿o no?
Una vez por semana, el hincha huye de su casa y asiste al estadio. Flamean las banderas, suenan las matracas, los cohetes, los tambores, llueven las serpientes y el papel picado; la ciudad desaparece, la rutina se olvida, sólo existe el templo.En este espacio sagrado, la única religión que no tiene ateos exhibe a sus divinidades. Aunque el hincha puede contemplar el milagro, más cómodamente, en la pantalla de la tele, prefiere emprender la peregrinación hacia este lugar donde puede ver en carne y hueso a sus ángeles, batiéndose a duelo contra los demonios de turno. Aquí, el hincha agita el pañuelo, traga saliva, glup, traga veneno, se come la gorra, susurra plegarias y maldiciones y de pronto se rompe la garganta en una ovación y salta como pulga abrazando al desconocido que grita el gol a su lado. Mientras dura la misa pagana, el hincha es muchos. Con miles de devotos comparte la certeza de que somos los mejores, todos los árbitros están vendidos, todos los rivales son tramposos. Rara vez el hincha dice: «hoy juega mi club». Más bien dice: «Hoy jugamos nosotros». Bien sabe este jugador número doce que es él quien sopla los vientos de fervor que empujan la pelota cuando ella se duerme, como bien saben los otros once jugadores que jugar sin hinchada es como bailar sin música.Cuando el partido concluye, el hincha, que no se ha movido de la tribuna, celebra su victoria; qué goleada les hicimos, qué paliza les dimos, o llora su derrota; otra vez nos estafaron, juez ladrón.
Eduardo Galeano
En el Museo del Deporte surge una propuesta para deconstruir y pensar nuevas formas de alentar. Además, nos desafía desde nuestro lugar de hincha a discutir sobre cómo alentamos: ¿Cómo se construyen los cantos de las hinchadas? ¿De qué hablan? ¿Alentamos a nuestro equipo o desanimamos al contrario? ¿Desafían nuestra creatividad o suenan repetitivos?
(nombre del club), mi buen amigo
esta campaña volveremos a estar contigo.
Te alentaremos, de corazón
esta es tu hinchada que te quiere ver campeón…
no me importa lo que digan
lo que digan los demás
yo te sigo a todas partes...
¡¡¡Y CADA VEZ TE QUIERO MAS!!!
(nombre del club), mi buen amigo
Cuando se piensa en “la hinchada”, “la barra” y lo que proponen al momento de alentar surgen, desde las letras y construcciones colectivas, ideas racistas, xenófobas, discriminatorias y violentas. Por eso, invitamos no solo a construir nuevas formas de alentar sino también a analizar y repensar nuestras prácticas como hinchas… ¿Nos reconocemos como parte de una hinchada que propone en sus formas de alentar la violencia sobre el oponente?
Los momentos que viví, todo lo que yo deje
Por seguir a (nombre de club), nadie lo puede entender
Yo no sé cómo explicar, que te llevo hasta en la piel
Sos la droga que en las venas me inyectaron al nacer.
Se me parte el corazón, cada vez que vos perdés
Me pongo de la cabeza y otra vez te vengo a ver.
Muchachos, traigan vino, juega (nombre de club)
Que esta hinchada está de fiesta y hoy no podemos perder.....
Muchachos, traigan vino, juega (nombre de club)
me emborracho bien borracho
También, en esta actividad del Museo del Deporte se presenta la idea de alentar a deportes y deportistas que no tienen su “barra”: ¿Cómo alentamos a un nadador? ¿Y en un partido de tenis?...Todo esto proponemos pensar y debatir, entre todos.
(nombre del club) mi buen amigo
Esta campaña volveremos a estar contigo
Te alentaremos de corazón
Esta es tu hinchada que te quiere ver campeón
No me importa lo que digan
Lo que digan los demás
Yo te sigo a todas partes
cada vez te quiero más
Ahora nadie se acuerda de los salileros nadie se acuerda de cuando éramos fuertes y llenábamos de banderas y trapos las canchas. Nadie se acuerda, señor. Ni saben por qué nos llamamos "salileros", señor, ni eso recuerdan las gentes. Venían River o Boca o San Lorenzo con esos equipos bárbaros y cuando se venían al ataque todos nosotros gritábamos " ¡salíle! ¡salíle!" a los nuestros, para que les hicieran cara, señor. Por eso nos decían los "salileros".
Los últimos salileros de Roberto Fontanarrosa (3)
¿Se puede deconstruir un hincha de fútbol? ¿Es viable una tribuna sin esos versos agresivos y discriminatorios que le ponen clima a cada partido? El ciclo Un minuto de silencio, conducido por Iván Noble propone eso: parar la pelota y pensar qué cantamos cuando cantamos en la cancha.
6 - La odisea
No sé si la gente Isla Invisible puedan dar fe o tal vez Herminio Onorato sepa algo pero cuenta la leyenda que en el estuario local habitan sirenas, esos seres mitad mujer, mitad pez, que atraían con sus cantos a los marinos. Eran hermosas doncellas, y una vez los marineros o navegantes oyeran sus voces, olvidarían para siempre su casa y su hogar, a su mujer y a sus hijos, para escuchar la voz de ellas y quedarse para siempre en el mar.
Aunque sueñe que todas las personas se interesan y disfrutan de los museos, la verdad es que, siendo realista, tengo que reconocer que una parte importante de nuestra sociedad no está interesada ni se interesará nunca por nuestros queridos museos.
-suspiro profundo-
Pero a la vez existen esos visitantes ocasionales, visitantes que debemos ser capaces de atraer definitivamente, pero eso va a depender más de lo que el museo pueda ofrecer que de los esfuerzos de comunicación que pongamos en marcha para atraerlos. Una buena estrategia de comunicación no va a hacer buenos a los malos museos. (Aunque lo contrario siempre puede ser posible.)
7 - Cartelería
¿Cómo surgen las referencias históricas? ¿Quién decide aquello que amerita ser destacado y lo que no? Los carteles amarillos del patio delantero del museo llevan varios años pensando estas preguntas. Uno de ellos, por ejemplo, hace referencia a los adoquines por los que se ingresa al edificio. ¿Los adoquines? ¿Qué hay para destacar en ellos? Bueno, ahí se podrían ver a quienes los cortaban con maza y pinchote en las sierras de Tandil, o en las canteras de la prisión de Sierra Chica… (4)
8 - La Negra
Para mí era la abuela Elena pero para los amigos era La Negra. Eran épocas de apodos. Una de las hermanas de la Negra era La Nena, otra era La tía Chocha. La Choli. Estaba La Petisa también. También estaba el Negro. No era de la familia pero era del barrio, La Pirucha. Siempre me gustó ese apodo. Sí, cancelado. Por el lado de mi viejo era todo apodos. Mi viejo era Chiche y estaba el tío Cholo, el tío Pocho, Luchiche, el Bocha y Cacho. Todos con CH ¿De ahi vendrá mi nombre con H? Todos hermanos varones, una mujer, la mayor, que era La Porota. Hoy soy más Chris pero en verdad soy el Negro o Palito.
Aunque hoy sea políticamente muy incorrecto, La Negra se convirtió en una marca de altísima pregnancia y recuerdo entre los argentinos. Ni hablemos de los bahienses y ni te cuento de la gente de Cerri. La Negra, vaya a saber por qué, era una mulata de perfil, labios rojizos, pañuelo rojiblanco recogiéndole los cabellos, aro redondo. La Negra recorrió más de 75 años del siglo XX; estuvo en nuestras vidas y de todo un país.
Todo las latas, los recetarios, los camiones venían con el característico logo de la negra de perfil con su cabello atado (que se transformaría en un pañuelo rojo de lunares blancos más adelante) con un gran aro con la letra S de Sansinena colgado de la oreja. Recetarios y etiquetas, y la historia de los ex trabajadores encontramos en el Museo Fortin. (5)
9- Información georreferenciada
El museo de Ciencias es el museo que tiene el patio/jardín más grande de todos los museos de la ciudad. Está en el Parque de la Ciudad, en la ex quinta González Martínez. Las salas con su museografía precisa sobre el origen del universo se extienden por todo el parque en exposiciones a cielo abierto. Por ejemplo, existe un área de tres hectáreas que no ha sido afectada por la forestación artificial introducida por el hombre. La importancia de este sector reside en que contiene especies vegetales autóctonas de la región de Bahía Blanca, las que a su vez interactúan con otras, formando un auténtico nicho ecológico.
Sala de control a mayor Tom
Tu circuito está muerto, hay algo mal
¿Puede oírme, mayor Tom?
¿Puede oírme, mayor Tom?
¿Puede oírme, mayor Tom?
¿Puedes?Aquí estoy flotando alrededor de mi lata
Muy por encima de la luna
El planeta Tierra es azul, y no hay nada que pueda hacer
Space oddity - David Bowie
Bueno… Por ahora lo dejamos acá. Te invito a suscribirte —y a visitar los museos de Bahía eligiendo una actividad de vacaciones— y a decirle a tus amigos y amigas que se suscriban -y visiten los museos. Y, por supuesto, podemos seguir la conversación por mail o en las redes -y por los museos de Bahía.
Hasta la próxima.
Nos vemos por los museos
Palito
El Negro Díaz
Christian
Chris
(1) Meme por Conrado y Bernarda, mediadores del Museo y Archivo Histórico.
(2) El Futuro el podcast de 2 Museos en cuaretena.
(3) El mejor cuento de hinchadas es 19 de diciembre de 1971 de Roberto Fontanarrosa
(4) Cartelitos mundiales del Museo del Puerto.
(5) Programa especial de Plan de obra. Erica Takla, Mario Minervino. Telefé Bahia.